MEJORANDO LOS RINDES
Conservar los nutrientes en la tierra y volver a sembrar sin necesidad de grandes cantidades de fertilizantes siempre fue un objetivo para el agro.
El cultivo de soja agotaba los campos y obligaba a la rotación y fertilización adicional.
Para el cultivo intensivo fue desarrollada la técnica de inoculación:
Esta está basada en la multiplicación para la aplicación de bacterias de género Bradyrhizobium Japónicum en semillas de soja.
Este inoculante se aplica a la semilla antes de la siembra para asegurar la existencia en cantidad y calidad adecuadas de esta bacteria en el suelo, próximo a la raíz de la soja para permitir la infección y formación de nódulos en la misma.
Los nódulos formados en las raíces de la soja permitirán al cultivo transformar el nitrógeno del aire en una forma asimilable para la planta por medio de lo que se denomina Fijación Simbiótica de Nitrógeno. Gracias a este mecanismo biológico, el cultivo consumirá nitrógeno del aire en vez de extraerlo del suelo.
Los principales productos que irradiamos para el agro son la turba y los sachets que sirven de soporte o envase para los inoculantes para leguminosas. Éstos deben quedar sumamente estériles para evitar la competencia entre microorganismos.
También se irradian semillas para inhibición de brotación y descontaminación microbiana.
Productos tratados:
Semillas, sustratos y envases para inoculantes de biotecnología, entre otros.